Primero tocan ellos, abajo del escenario sólo son tres chicos de barrio y un nombre impronunciable, pero suben al escenario de un salto, corto, definitivo y son más. Mucho más. Son fuerza, son sonrisas de medio lado y la rubia me está mirando, ¿qué hago? dedícale una canción, tío. Son todo eso que tiene que ser la música, risas, saltos, espontaneidad, magia. Son una supernova consumiendo toda su energía en una canción. Son electricidad. Son música.
Tienen eso tan especial que no se encuentra en las tiendas de discos, si tienes suerte y buscas en el lugar adecuado, puede que un día lo encuentres en un parque, a la sombra de cualquier árbol, en forma de un montón de chicos con guitarras y muchas ganas de comerse el mundo.
1 comentario:
Luego, el mundo se comerá a los chicos.
Ñam, baby.
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