sábado, 28 de mayo de 2011
Y decirte dónde me dueles. Al ritmo de Charlie Parker que es ya casi lo único en lo que creo. Con tus gafas en la mesilla y ese olor a especias que sube de los mil restaurantes asiáticos de tu calle. Que me rocen las yemas de tus dedos y tus palabras. Tus suspiros en mi nuca y esa voz que es todo el oxígeno que necesita la habitación. Tu olor y mis ganas. Tu sonrisa contra mi cuello. El humo enredándose en mi pelo y las ganas de chillar. Que sí, que somos tú y yo. Inevitable. Absurdo.
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1 comentario:
Sobre todo eso, absurdo.
Me pegaría un tiro, pero no hice la compra.
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